El trazado de hoy
consiste en cuatro meandros,
como dos olas, una pequeña y una grande. Sigue otro pequeño y luego se
da la vuelta a una isla en forma de gota que si queremos podríamos
atajar.
A 1km
encontramos el embarcador de Caspe en la urbanización El
Dique.
Pequeña playa y
pescadores, km 221.5
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A las 10h50
hago un primer descanso, antes de empezar la segunda "ola".
El
aigua está tan quieta que no necesito ni salir del kayak, estiro las
piernas, como pan con queso, escribo y empiezo a leer la novela "Camí
de Sirga" de Jesús Moncada. Hasta dibujo un pequeño esbozo.
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El
paisaje es árido, algunos arbustos, de vez en cuando un pino. A lo
largo del río hay pescadores, con sillas y tiendas para tener algo de
sombra, pasando el día tranquilamente. Garcetas, gaviotas y, a menudo, un sonoro splash! de peces que
saltan fuera del agua.
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A les 11h30 en
marcha. Remo bien a gusto, he encontrado el ritmo y me concentro en
trabajar más con el tronco que con los brazos.
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A menudo veo
de lejos las siluetas de
las garzas, inclinadas adelante, como vigilantes, y casi siempre
arrancan a volar antes de que pueda sacar una foto.
Una pequeña y delicada agachadiza
(si no me equivoco).
Gaviotas. También me acompañan libélulas que sobrevuelan el río a un
palmo de distancia, tienen la forma de pequeños aviones acrobáticos.
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km 211. Hay
muchas playas donde se podría parar sin problema para descansar.
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Llegando a la
parte superior de la
segunda "ola", la superfície del agua, que hasta ahora estaba un poco
rizada, se alisa completamente y se vuelve como un espejo. Esto volverá
a ocurrir varias veces más adelante. Es una maravilla, es el
equivalente visual al silencio, como si el río de pronto se quedara
immóbil, escuchando.
Intento remar
con la máxima suvidad, el
kayak se desliza sin esfuerzo. Me pongo los auriculares y escucho las
baladas Op.10 de Brahms. Continuo hasta que paro para comer.
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