|
Ruta Quijote |
400 km (la Mancha) |
1.300 páginas (el Quijote) |
|
|
|
|
Presentación |
Aquí se describe una ruta en bicicleta, en una semana, por La Mancha, 400 km, a la vez que se lee el Quijote, 1300 páginas, en una semana. Leer el Quijote era una antigua aspiración. Las llanuras de La Mancha parecían una geografía ideal para pedalear. Y parecía también que alternar las dos cosas podía resultar. Lo cierto es que la realidad superó las expectativas. Pedalear y leer se complementaban a la perfección. En esta página se habla de la ruta en general, de la bicicleta, del comer i el dormir, de la lectura. Además hay: |
|
|
La ruta |
Escogí la ruta basándome en la ruta Quijote 2000, que encontré en el anillo Quijote, web a cuyos autores debo estar agradecido y que recomiendo visitar. La acorté un poco para adaptarla a los seis días y medio de que disponía. Quería un máximo de unos 60 km diarios ya que nunca había pedaleado más de un día seguido. Esta ruta parte de Daimiel y el Parque Nacional de las Tablas para recorrer la mayoría de los lugares relacionados con el Quijote: Puerto Lápice, los molinos de Campo de Criptana, El Toboso, Argamasilla de Alba, el Parque Nacional de las Lagunas de Ruidera y la Cueva de Montesinos. Si el interés de los parques nacional está fuera de toda duda, el interés paisajístico de las llanuras de la Mancha es especial. Tal como indico más adelante, en La Mancha, el mundo parece más grande. La carreteras tienen un buen arcén y se puede pedalear sin peligro. Siempre que pude fuí por caminos rurales. No pude conseguir mapas a escala 1:50000 y por lo tanto muchas veces fuí por carretera aunque seguro que siempre debe de existir algun camino para enlazar cualquier población . Quizá algun día la Junta se dedique a señalizar lo que se podría convertir en un paraíso de los ciclistas. En mi tierra todo son cuestas (que también se disfrutan). Por esto el contraste de poderse desplazar kilómetro tras kilómetro apenas sin esfuerzo, casi olvidando la bicicleta y concentrándose en un paisaje por el que avanzas sin darte cuenta, es un placer tan grande que te sorprendes a ti mismo pedaleando con una sonrisa en los labios. En el detalle de la ruta indico los km tal como aparecían en el cuentaquilómetros, desde la salida de mi casa a Barcelona hasta la estación de autobuses, los trayectos entre las poblaciones mas todos los paseos que hice dentro de ellas. |
La época |
El mes de octubre resultó muy adecuado. En siete días tuve un tiempo limpio y diáfano sólo tocado de algunas nubes el viernes. La mañanas eren frescas y tenía que ir con canguro y forro polar pero a medida que avanzaba el sol acababa en camiseta. |
|
|
|
|
|
|
La bicicleta |
No
es fácil
trasladar la bicicleta. Por tren sólo
lo permiten si se viaja en una cabina cerrada, lo que sale muy
caro. El autocar es más
barato y en general se puede facturar la bicicleta, pero no
siempre puede viajar en el mismo autocar que la bicicleta y la
recogida de de lo facturado sólo
es posible en las grandes
ciudades (Ciudad Real) mientras que yo quería
bajarme en Daimiel. La bicicleta debe ser desmontada y embalada.
Las cajas no son prácticas,
ya que luego no se pueden llevar encima. Existen unas bolsas
preparadas pero son bastante caras (12.500). A mi me solucionó
el problema una funda para tapar la bici (2.500) dentro de la cual
cabía
entera una vez desmontada, atándola
con una cuerda. Esta funda, una vez plegada, quedaba muy compacta
y además
la podía
utilizar como almohada. |
|
|
Dormí tres noches en hotel y tres noches en tienda |
|
|
|
Para
comer, pan, queso, vino y una manzana al mediodía.
Por la noche iba a un restaurante (donde llenaba la bota para el
día
siguiente con el vino que sobraba). |
|
|
|
|
|
|
|
la lectura |
Bicicleta y lectura recorren dos rutas distintas, una por la geografía física de La Mancha, y la otra la geografía de la imaginación del Quijote. Van por caminos distintos y coincidieron sólo en dos puntos, Argamasilla de Alba y la Cueva de Montesinos. Pero sí coincidía algo del carácter, ir a la ventura, espacios abiertos, dormir a la serena, comer pan y queso ... todo eso es algo que hacían Don Quijote y Sancho, y que también hace el ciclista. Confieso que hace años quise leer el Quijote y no pude. Quizá porque pretendía hacerlo al final del día, cuando uno está cansado. Esta vez disfruté muchísimo y pensaba que, del mismo modo que reservamos un tiempo, una vez al año, en vacaciones, para hacer turismo y visitar espacios desconocidos, bien podemos reservar un tiempo para "visitar" un libro. En cierto sentido podemos decir que leemos un paisaje y que recorremos un libro. El paisaje se interpreta, se compara con otros que hemos visto antes y se anticipa; igual que cuando seguimos una narración. Y un libro se camina, tiene sus cuestas y sus bajadas, sus vistas espectaculares, sitios donde nos perdemos y tenemos que volver atrás, trechos que se nos pueden hacer aburridos y otros sitios donde nos apetece quedarnos un buen rato; y de los que tomamos nota por si queremos volver. |
|
|
Narración y fotos |
En páginas aparte se narra la ruta de cada día, y se muestran algunas fotos del recorrido, así como también "fotos" del otro recorrido, el de la lectura, fragmentos que me resultaron especialmente interesantes. |
|
|